lunes, 30 de noviembre de 2009

Insomnio


No puedo dormir.
La culpa es de la nueva vecina, seguro. LLega de trabajar a las doce de la noche y prende la luz de su cocina. Su cocina que está justo enfrente de mi cuarto de persianas abiertas. (No soporto las persianas cerradas ni las ventanas cerradas). Entonces la luz de la cocina de enfrente se enciende a las doce, y no es una luz cualquiera, es una luz blanca de quirófano que ilumina toda la cuadra y el patiecito de Víctor allá abajo. Y la vecina, que estuvo trabajando toda la tarde, llega a su casa con ánimo de cena buena. De carne al horno con papas, de lechón asado en papiñas con salsa de mucho tiempo, y ahí está. Hasta la madrugada, vigilando el horno con su luz de quirófano y la radio encendida. Y yo también. Con ella.
Encima, el basurero pasa después de la una. La cuca, con los basureros que parece que cargaran palas y fueran raspando toda la extensión de la calle sarandí. Y trash trash los basureros que remontan la calle trepados al camión que gruñe...(grrrrrrrrrrrrr soy el camión basurativo grrrrrrrrr...como basura..............más dame más....)
Y no falta el vecino que trasnocha con la televisión encendida a todo volumen. El gurisito que llora toda la noche, y el gato en celo que se disputa tu sueñero entre tanto griterío lascivo.
Pero lo lindo es resignarse al insomnio. Salir al balcón y quedarse en soledad entre tanto violeta, y tantas pequeñas luces sonámbulas. Luces de colores que alumbran los balcones de los que no duermen. Lejos, lejos las luces de ese puente que une los edificios gigantescos de puerto madero. La cúpula del congreso con sus lucecitas que formas círculos y bailan. La casa que tiene ventanas de todos los azules. Los chiquitos que corren aunque sean las dos de la mañana, corren porque el verano trae otros horarios a la cena. El telo que se mueve como si no existiera un momento de calma en todos los minutos que tiene el día...
Empiezo diciembre, así, despiertísima. Hace rato que se me fue noviembre con toda su magia. Diciembre. Primero de diciembre, el día mundial de la lucha contra el sida...¿cuántos estarán despiertos como yo pero presos de la desesperación? ¿cuántos no podrán dormir de miedo o de tristeza? ¿cuántos no pegarán un ojo de dolor?
Al final tengo suerte de tener un simple desvelo y nada más.
Me preparo un café sentada en el balcón y oigo los murmullos que llenan el aire. Que hacen renacer la noche, que la llenan de voces y de arrullos. De canciones que buscan un oído despierto para tanta belleza.
Hoy hubo tanto sol que no sé si fue cierto. Te encontré entre las frutas de la verdulería. Y me sonreiste. Y te sonreí. Y qué lindo diciembre otra vez...y qué bueno por fin, haberte hablado.

4 comentarios:

  1. hola ce, como andas ....andando.....espero que muy bien.
    Hoy y siempre hay que concientizar sobre el sida.Tengo la sensacion que se hace demasiado poco para que aprendan a cuidarce......y es esa sensacion la que me parte el alma.Tanto futuro por delante tirado por un descuido.
    El mundo esta lleno de casos estupidos y de muertes estupidas.
    La vez que alguien me presta sus oidos ,se lo explico al riesgo ,la mayoria lo considera como que nunca le va a tocar.
    Por eso digo, no puede ser que tengamos en las generales tan poca informacion,parece el indec....todo trucho.

    Un abrazo grande para ti,hasta cualquier momento...

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  2. A insônia. Essa vizinha, esse caminhão de lixo (basura), esses meninos que ficam a correr para lá e para cá. Deixem todos a Ceci em paz, deixem-na dormir, ao menos todas as noites.

    Ando andando por aqui.

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  3. Tenía un profe de filosofía de la facu que nos decía los horarios. De 19 a 21 es el primer módulo, hasta las 21:15 tenemos recreo, entonces empieza es segundo módulo, a las 21:55 dejamos de hablar para esperar que acabe el canto de la COMPACTADORA y después seguimos hasta el final. Jaja. Por suerte en mi barrio pasa entre las 21 y las 22.
    Anoche no podía dejar un sueño donde éramos invadidos por extraterrestres que buscaban nuestra riqueza. Yo le dije a mi Renata Trotsky Timai que nos escondiéramos en un pueblo chiquito y nos fuimos para San Jerónimo Sur corriendo. Creo que los extraterrestres eran bastante parecidos a la derecha.
    Lo bueno es que me desconecto del doloroso mundo real y en mi insomio no aparecen los chicos con hambre, los clientes políticos, los hinchas de Ñúbelsol Bois, Lilita Carrió, la gente de la Sociedad Rural o el resto de las criaturas que detesto o que me dan mucha pena.

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  4. santiago, qué alegría que anduviste por acá...abrazos...

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anduvieron conmigo