martes, 18 de agosto de 2009

La poesía


¿Y si la poesía tuviera la culpa de nuestra miseria las cosas cambiarían de algún modo?¿Habría menos o más poetas pateando la tierra?
¿O seríamos unos felices miserables cantando la vida, cantando la muerte, diciendo que vale la pena el futuro, que va a llegar el día en que no duela vivir y no duela comer y no duela matar y no duela perder?

Si la poesía tuviera la culpa de nuestra miseria seríamos ejercitadores del perdón divino, nada le reprocharíamos, nada le aceptaríamos sin ansia. Estaríamos sometidos a su sincero régimen. A su desdén verbal y nutritivo. A su manual de etéreas instrucciones.

Sí. Si la poesía hubiera creado este mundo nadie tendría los ojos cegados. Nadie se quedaría inabrazado, o en la soledad desarraigada. Si la poesía repartiera sus hijos por la tierra si la poesía poetara tanto más seguido, ¿a quién le importaría su culpabilidad? ¿Qué clase de corazón ya entibiado buscaría el origen ilegal de su tibieza?

¿A quién no le gustaría una boca que comiera todos los días nada más que palabras? Se acabarían los pobres del mundo. Algunos comerían palabras más ricas, más tiernas, más intelectuales, más elaboradas. Otros comerían la sencillez del monosílabo o la comida sin terminar de quienes no dicen por ejemplo las ese finales, pero ¿Y si la poesía tuviera la culpa? ¿Si la poesía tuviera la culpa de nuestra felicidad?¿Habría menos o más felices pateando la tierra?

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